
El pasado 26 de septiembre visitamos la Floristería Ruiz de Ocenda, donde trabaja una persona usuaria de nuestra Fundación. Además, la propietaria es madre de otra persona usuaria.
Durante la visita, nos compartió con mucha claridad lo que significa trabajar día a día y la importancia de la actitud en el ámbito laboral.
Gracias a experiencias como esta, demostramos que el empleo inclusivo es posible y que cada persona aporta un valor único a su entorno.